Los recuerdos, una imagen, un hecho, una palabra, una letra, un momento que quedará marcado para siempre en nuestras vida como madres. Los recuerdos son lo único que dejarán nuestros hijos cuando crezcan y se vayan de nuestro refugio. Se siente una nostalgia saber que cada vez crecen más y más, aprenden a ser independientes y algún día no muy lejano (lo digo porque el tiempo vuela) se irán a volar otras tierras.
Una vez tuve el deseo de guardar el olor de mis hijos, sus primeras lágrimas, su primera sonrisa, los hoyuelos de sus manitos, los gorditos de su cuerpo, toda la inocencia que emanan sus ojos, pero entendí que no existe la manera de hacerlo, sin embargo, puedo escribir lo que estos me hacían sentir. Además de poder atesorar otros lindos momentos.
Los recuerdos deben ser guardados como un tesoro que nunca acabará. Por esta razón, he optado por tener muchas opciones de reservarlos para siempre.
- Fotografías y vídeos:
- Tomar fotos de sus partes tiernas y pequeñas; ojos, nariz, boca, orejas, manos, pies y rostro.
- Fotos de los primeros días.
- Fotos de cada mes.
- Una foto desnuda e inocente.
- Una foto de su primer baño.
- Objetos
- Su primera ropa.
- La manilla de la fecha y hora que nació.
- Las huellas de sus manos y pies.
- Un mechón de su cabello.
- Los primeros rayones.
- El juguete favorito.
Una idea muy chévere es escribir un diario de lo que hacen nuestros hijos desde su primer día de nacido, aunque al principio serán pocos renglones después no tendrás hojas donde expresar todo lo que descubren. Así, a medida que crecen vamos guardando todo lo que consideramos valioso.
Power Mom 